sábado, 5 de noviembre de 2011

La Historia de la Catequesis del Bicentenario hasta hoy

El Dr. Gerardo Gómez Morales habló sobre "La Historia de la Catequesis del Bicentenario hasta hoy", inicialmente habló sobre  La Catequesis durante la epoca colonial. sobre este punto indicó que para comprender la actitud de los misioneros y de los colonizadores españoles con los indígenas, hay que comprender primeramente la mentalidad de la España Católica de esos tiempos. En efecto, el poder político, es decir, la monarquía de ese tiempo mantenía bajo su control a la Iglesia y el papado aceptaba esta situación motivado por su propia debilidad (s. XV y XVI). Era el régimen del Patronato Regio.


En este sentido, los mismos Reyes Católicos habían asumido la evangelización como parte de su proyecto geopolítico de expansión, de control y cohesión social. Por eso, todo lo que era contrario a la religión católica, era contrario a la corona y vice versa. Teológicamente, esto significaba también que fuera de la Iglesia Católica no era posible hallar la salvación. Al principio, los misioneros se ocuparon sólo de la cura de almas de los conquistadores, pero rápidamente se
volcaron a catequizar a los indígenas, cuando decidieron que los indios tenían también alma, es decir, eran personas iguales a ellos. Y aquí se encontraron con las creencias religiosas que los indígenas ya practicaban en la época y el escollo de las lenguas diferentes.

“La primera medida evangelizadora que tomaron los misioneros españoles fue la de destruirle a los indígenas sus lugares sagrados y sus objetos religiosos de culto, porque, según parecía, todo era pagano. Amortiguaban la dureza del procedimiento porque daban primero una orden para que los indígenas mismos destruyeran sus pertenencias culturales y, si no obedecían, entonces los militares
lo hacían con gran violencia. La cristianización se hizo buscando acabar con tradiciones, autoridades y valores antiguos, haciéndolos aparecer perversos o inadmisibles.

La religión estuvo En el “Diccionario Ideológico de la Lengua Española”, de Julio Casares, una de las acepciones del término Catecismo se refiere a “la obra redactada en preguntas y respuestas”. Esta aseveración fue discutida por muchos colonos, que albergaban la esperanza de que si se les consideraba seres
irracionales y sin alma, uno podía apropiarse de sus bienes y tomarlos como esclavos. Definir su tenían alma o no era fundamental. Al triunfar la tesis opuesta, se inició el proceso de evangelización propiamente de los indígenas.

íntimamente ligada a la opresión colonial: en el afán por convertir a los indios al cristianismo, se utilizó la violencia, como método de extirpación de cultos autóctonos. En esta forma, se subvaloró la religión del indígena, con la convicción de portar una religión y cultura superiores… se buscó evangelizar y "civilizar" al mismo tiempo, utilizando el modelo español, pues se pensaba que la
religión indígena era una superstición”.

En efecto, cuando los conquistadores españoles y portugueses llegaron a tierras americanas, los indígenas ya tenían unas creencias y prácticas religiosas de tipo animista que eran enseñadas por los mismos adultos, especialmente por los chamanes, con gran poder espiritual y habilidad lingüística (“muchos se ennoblecen con la elocuencia en el hablar”, diría de ellos Ruiz de Montoya4).
Generalmente estos enseñaban sus tradiciones religiosas a través de los cantos o ñembo'e y lo ritualizaban con la danza.

Aunque para la mentalidad de la época de la Cristiandad, eso era idolatría o tentación del demonio, hubo misioneros que supieron al menos aprovechar algunos elementos religiosos de los indígenas, aunque aislándolos de la cosmovisión total, para comunicar los contenidos de lo que se consideraba importante de la doctrina cristiana en esa época (como el
concepto de Tupa).

Pero en general, la mentalidad de Cristiandad de los misioneros les impedía aceptar otras deidades fuera de lo que la doctrina cristiana de ese tiempo ofrecía. Respecto a las lenguas diferentes, al principio utilizaban como intérpretes o traductores a indígenas habían aprendido el castellano por la fuerza de la convivencia con los primeros conquistadores españoles. Luego intentaron obligar a los indígenas a que aprendan a hablar en castellano. Cuenta el Jesuita José Cardiel que por más que se les instaba a hablar en castellano, los indígenas respondían que no era natural que así fuera y respondían siempre en guarani, aunque se les hablaba en castellano. Incluso, argumentaban los indígenas que era motivo de burla aquél a quien se le escuchaba hablar en castellano.

El mismo P. Cardiel informará que incluso los que tenía sangre española hablaban el guarani pues “más entienden al indio hablando en su lengua que hablando castellano”. La catequización en los tiempos de la conquista resultó ser muy dificil, pues los indígenas percibían la fe cristiana como algo propio de los españoles opresores. El mal ejemplo de los colonos hacía fracasar cualquier intento de catequización. Cuando finalmente se optó por organizar las
reducciones indígenas, más o menos alejadas de los españoles encomenderos, pudo progresar el catecismo de los indígenas. Afortunadamente, muchos indígenas, atraidos por el poder del Dios de los españoles (por las armas, los caballos y el hierro) y por la santidad de los misioneros, acudían a
bautizarse.

Como eran muchos y sabiendo los misioneros que no podían ofrecer un catecumenado largo, pues se tenía la costumbre de bautizar en masa, procedían a enseñarles los dogmas básicos. Con el bautismo se iniciaba el proceso de la catequesis que podía durar varios años.

La catequesis, empero, era todavía bastante improvisada. Por ejemplo, desde 1542, en Asunción ya se tenía  noticias de que los Padres Lezcano y Aranda y los frailes Armeta y Lebrón se dedicaban a adoctrinar por su cuenta a los indígenas y también a sus hijos. Kostianovsky refiere que por la época se utilizaba el “Catón Cristiano”, que contenía los conceptos fundamentales sobre los misterios de la fe y las prácticas religiosas. Luego se continuaba con el catecismo de Ripalda y Astete, empleados en España entonces6. De hecho, según Melía, los primeros 40 años de vida colonial en el Paraguay fue bien precario en cuanto a la enseñanza de la doctrina cristiana.

Citando a Azara cuenta que los clérigos de la época ignoraban casi todos la lengua guarani y aún no se había redactado un catecismo, sino más bien procuraban reducir a los indígenas y procurarse criados de entre ellos7. Lo
poco que podían enseñar, lo hacían a través de intérpretes. Los franciscanos, sobre todo a través de fray Luis de Bolaños, se anticiparon incluso al catecismo de Cárdenas (en México), con la profusa utilización del guaraní para la enseñanza de la doctrina. Para ello, asumieron con toda seriedad la tarea de comprender el idioma y maximizar las virtudes del guarani en favor de la enseñanza del catecismo.

El catecismo de Bolaños, considerada por Meliá como el acta fundacional de la literatura guarani paraguaya8, fue un intento de unir en un texto dos formas de pensar muy diferentes. Primero, por introducir hispanismos en el texto y, sobre todo, por dar un significado nuevo y descontextualizado a conceptos propios de la cosmología guarani, como Tupä (Dios), teko marangatu (reino de Dios), karai (cristiano), para explicar conceptos originados en otro contexto: “las palabras en guarani dejan de ser palabras del guarani”9. Estos franciscanos fueron, de hecho, los maestros de los jesuitas que vinieron posteriormente a fundar las reducciones, aunque esta palabra ya la utilizaban aquellos para agrupar a los indígenas en pueblos y para reducir la lengua a “arte y vocabulario”: reducción social y lingüística, como instrumentos privilegiados de cualquier
proceso político, en la reflexión de Meliá.

Si bien, la casi totalidad de los doctrineros eran sacerdotes o laicos, una de las primeras mujeres de las que se tiene noticia que enseñaba la catequesis en la época de la colonia, en los tiempos del Gobernador Hernandarias (1604), era la abadesa Francisca Jesusa Pérez de Bocanegra, quien se  dedicó a la obra de recoger a las doncellas y niñas huérfanas, hijas de españoles (Casa de las
Recogidas), y enseñarles la doctrina cristiana, además de los rudimentos de la cultura y la adquisición de habilidades para manejar un hogar y ganarse su sustento (les enseñaba a manejar el huso y el telar)

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